La autora habló sobre cómo toma la cuarentena: “Básicamente vivo refugiada y sé lo que es trabajar desde casa. Ahora, después de varios días, me sorprende cuán seguido siento que necesito salir e iniciar una conversación con cualquier vecino que pasa”.
También comentó sobre su proceso creativo: “Los primeros días, sentí que estaba escribiendo las mismas tres páginas una y otra vez. Tenía una sensación de distracción generalizada. Pero con el tiempo volví a sumirme en mi trabajo”, confiesa.
Por Hillel Italie
Nueva York, 8 de abril (AP).- Después de más de 20 libros, Anne Tyler sigue encontrando maneras de desafiarse a sí misma. Su nueva novela, Redhead By the Side of the Road transcurre, por supuesto, en la ciudad de Baltimore y sigue los enredos familiares y románticos y otros toques narrativos a los que sus lectores están acostumbrados. Pero el personaje principal de la historia, un asesor técnico independiente que confronta las consecuencias de las decisiones que tomó en el pasado, básicamente salió de la nada.
“Este es el primer libro que he escrito donde empiezo sin tener idea”, dijo la escritora estadounidense laureada con el premio Pulitzer, conocida por The Accidental Tourist (El turista accidental), Morgan’s Passing (El tránsito de Morgan) y Breathing Lessons (Ejecicios respiratirios), en un email reciente a The Associated Press.
“Estaba rompiéndome los sesos buscando qué escribir, y una sola frase me vino a la mente: ‘Uno debe preguntarse qué le pasa por la cabeza a un hombre como…’. (No tenía aún un nombre para él). Estaba perpleja. ¿Por qué debía preguntármelo? Pensé, y entonces me vino la siguiente oración: ‘Vive solo; es muy reservado…’”.
“El resto del libro dependía de mí, pero al menos estaba encaminada”.
El nombre del hombre es Micah Mortimer. Vive solo y se pregunta si está destinado a estar así mientras aliena a su actual novia y se reconecta inesperadamente con la mujer a la que amó — y apartó de él — en la universidad. Tyler trata de minimizar en sus libros las referencias políticas y de actualidad, pero es muy específica en cuanto a sus locaciones. A Micah lo coloca en el norte de Baltimore, en una casa de tres pisos cerca de la calle York, con un “porche discordante” donde hay un “columpio astillado en el que nunca nadie se sienta”.
En su reciente entrevista con AP, la autora de 78 años conversó sobre la mente de Micah, el complicado título del libro (que quiere decir en español Pelirroja a un lado del camino), Baltimore y su vida durante la pandemia del coronavirus.
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Sobre Micah, a quien describe en un pasaje como “estrecho y limitado” pero consciente de los horrores del mundo, incluido el ataque en una sinagoga de Pittsburgh en 2018 y la tragedia en la frontera mexicana-estadounidense.
“Me resultó fácil ‘ser’ Micah, por decirlo así, a lo largo del libro, pero especialmente en ese pasaje. Todos tenemos momentos de soledad, después de todo; no es una exageración imaginarlos. Pero también los sucesos sobre los que está reflexionando aquí — el tiroteo en la sinagoga, la situación de los niños inmigrantes — me están dando tantas vueltas por la cabeza por estos días… que sentí que hasta Micah tendría que sentirse afectado por ellos”.
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Sobre el título del libro, basado en una alucinación recurrente de Micah:
“Varias veces confundí un mismo objeto con otro en mi caminata matutina, aunque uno pensaría que aprendí después de la primera vez. La experiencia me llevó a pensar en cuántos otros errores, más serios, repetimos en el curso de nuestras vidas. ¿Cuán a menudo ni nos percatamos de que fueron errores, incluso? Pensé que sería divertido explorar ese tema”.
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Sobre la vida en Baltimore:
“Creo que no es ningún secreto que Baltimore está pasando por un duro hechizo. Y aun así es una ciudad tan bondadosa, así de paradójico como suena. Casi todo el mundo aquí, de todas las clases y culturas, se comporta con gracia y paciencia. Mira un episodio desafiante digamos que en la cola de un supermercado — un cliente se toma demasiado tiempo para contar monedas, o un cajero no se sabe de memoria los códigos de las verduras. Los residentes de Baltimore esperan pacientemente, o tratan de ayudar si pueden. ¡Ni siquiera viran los ojos! Creo que esto tiene una influencia en mi escritura. En tales entornos, ¿cómo podría inventar un personaje mezquino?
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Sobre cómo Micah manejaría el aislamiento social:
“Creo que él lo manejaría del mismo modo que yo. Primero pensé, ‘ay bueno, no importa; básicamente vivo refugiada de todos modos, y sé lo que es trabajar desde casa — cómo una tiene que asegurarse de cambiarse el pijama’. Pero entonces después de unos días pensé, ‘ay, espera un minuto’. Me sorprende cuán seguido ahora siento que necesito salir a la escalera de la entrada e iniciar una conversación con cualquier vecino que pasa”.
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Sobre cómo el libro, que terminó de escribir mucho antes de la pandemia, se leería ahora:
“No he leído el libro desde que el virus comenzó. Una amiga me preguntó recientemente, sin embargo, cómo fue que supe escribir las páginas 94-95, así que revisé para ver a qué se refería. Quién lo iba a decir, ahí estaba Micah en su corrida matutina, fantaseando brevemente que las calles vacías se debían a algún desastre mundial y que él era la única persona que quedaba viva. Entonces se topa con dos mujeres hablando hasta por los codos y está extremadamente complacido de verlas. Ahora me identifico con esa escena mucho más que cuando la escribí”.
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Sobre escribir en tiempos de confinamiento:
“Los primeros días, sentí que estaba escribiendo las mismas tres páginas una y otra vez. Tenía una sensación de distracción generalizada. Pero con el tiempo volví a sumirme en mi trabajo. Casualmente estaba escribiendo sobre una cena de Pascua con mucha gente invitada, algunos de ellos siendo un poco sarcásticos con los otros. Pensé, ‘Ahora recuerdo por qué escribo. Escribo porque me hace feliz’”.
“En cuanto a si el virus aparecerá en mi próximo libro: bueno, en general creo que los sucesos de actualidad no generan muy buena literatura. Tienen que apaciguarse por un tiempo. Necesitamos un poquito de distancia para verlos por lo que son”.